martes, 22 de septiembre de 2015

La diferencia ontológica

A propósito de la lectura de los primeros parágrafos de Ser y tiempo, hoy nos hemos detenido a esclarecer el problema de la diferencia ontológica entre ser y ente. Mientras Heidegger iba redactando su clásica obra publicada en 1927, estaba ofreciendo un curso en la Universidad de Marburgo: "Los problemas fundamentales de la fenomenología". Allí, en el primer capítulo de la segunda sección (y último del texto publicado, pues también fue un curso incompleto), se dedica a señalar la diferencia entre ser y ente, que podríamos sintetizar de esta manera: todo lo que es ante nuestros ojos es lo ente (óntico); el ladrillo es ente, la mesa es ente, la montaña es ente, e inclusive todo el universo en el que estamos; pero todo lo óntico puede ser comprendido (por el ser humano) porque de antemano tenemos la posibilidad de una comprensión ontológica, la que sentencia todo es, todo es en el ser, el ser es la posibilidad del ente... Ser no es ente, pero es la posibilidad del ente; ente no es  -sin más-  ser, pero todo ente está comprendido en el ser. Todo lo que hace referencia al ser es ontológico y no óntico, de ahí la diferencia entre estos conceptos, que de todas maneras dependen el uno del otro.

Corolario. Igualmente habría que señalar la diferencia antropológica entre ser y ser humano: son dos conceptos bien diferentes, que no nos podemos permitir confundir.

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